Aunque no voy mucho al cine, me gusta ver una buena película de vez en cuando. Pero en un cine, no en la TV. Recientemente, en ocasión de un recuerdo queríamos, mi mujer y yo, ver una comedia y al mismo refrescarnos en el cine de los calores bochornosos de este verano. Solo había una comedia en la programación del centro comercial cercano: El Tigre y la Nieve. La valoraban en el periódico con una sola estrella (es decir como regular). No me había fijado en el reparto ni en el director. A penas conocía el argumento ni tenía idea de lo que trataba antes de verla. Ha sido una excepción, ya que no suelo ir al cine sin antes leer la crítica. Pero no dio tiempo y fuimos a verla.
Cual fui mi sorpresa al ver las primeras imágenes y reconocer a Roberto Benigni, que había visto hace unos años en otra película estupenda. Y El Tigre y la Nieve resultaba también ser una excelente película, en algunos aspectos una obra maestra. Por lo menos esto es mi opinión. No entiendo lo de la estrella única del periódico. El que la evaluó, o se ha despistado, como el despistado protagonista Attilio, o no tiene idea de lo que es una buena película. Otros la han valorado mucho mejor como se puede leer en su página web, que he abierto después de verla: http://www.letigreetlaneige-lefilm.com/index2.htm. Aconsejo leer estas críticas francesas, pero mejor después de verla. No voy a describir esta "comedia chaplinesca" llena de poesía, de ternura, de ironía, de sátira, de crudeza, de crítica, todo entrelazado e integrado de manera magistral. Pocas veces se ven películas hechas con tanta imaginación. Es un oasis en el desierto de películas donde los efectos especiales y los ruidos priman, que son superficiales, que son de guionistas que no saben contar una historia o no saben construir un enigma inteligente. Son anti-cine, destruyen el séptimo arte y consiguen que la gente se harte de salir de casa a ver una película. En la citada página web, Benigni responde por video a preguntas de algunas personas. Merece la pena escucharle: un poeta con mucha fuerza vital. Un rayo de luz positiva. Es una voz refrescante en estos tiempos bastante negativos que estamos viviendo.
No puedo resistir a desvelar un detalle de la historia, algo que me impactó. Cuando el médico iraquí le dice a Attilio que, para salvar a Vittoria, su amada gravemente herida en Bagdad, solo le quedaba rezar a Alá, Attilio empezó a rezar el Padre Nuestro. Una forma de expresar que moros y cristianos tienen el mismo Dios.
Hay que esperar casi hasta el final para darse cuenta del verdadero sentido del título de la película, cuando aparece el tigre en carne y hueso. ¡Qué expresividad de los dos actores en esta escena!
El admirable Benigni es un exponente del Homo Sapiens.