lunes, agosto 04, 2008

¿Se romperá Bélgica? - ¿Se acabará el lema nacional “l’Union fait la force”, “Eendracht maakt macht”?

Bajo el título “Bélgica se resquebraja”, el periodista corresponsal, Ricardo Martínez de Rituerto, escribe 4 páginas con fotos a todo color en el suplemento dominical de El País del Domingo 3 de Agosto. Debo reconocer que es un artículo bastante objetivo y correcto, lo cual no es muy corriente. No son pocos los periodistas que escriben a la ligera o con tendencias sobre países extranjeros. Se ve que Ricardo Martínez ha consultado a fuentes de diferentes partes. Sin embargo siempre hay algún lapsus, como cuando habla del referéndum de 1950 sobre la continuidad del Rey Alberto III, cuando el que reina ahora es todavía Alberto II. Habrá querido decir Leopoldo III. La mayoría del país votó a favor de él, pero no los valones. El Rey interpretó correctamente la democracia. La verdadera democracia, no la democracia de las matemáticas. No quería seguir reinando en un país donde una parte importante no estaba con él, además con el argumento de que colaboró con los alemanes. La verdad es que el Rey, siendo el jefe supremo del ejercito en tiempo de guerra, no quiso abandonar sus tropas cuando la invasión alemana, y que el primer Ministro, Hubert Pierlot, y su gobierno querían que se fuera con ellos a Inglaterra. Nunca esos políticos se lo perdonaron. El Rey tuvo que rendirse a la fuerza con su ejército a las tropas alemanas, fue tomado prisionero de guerra y lo mantuvieron durante toda la guerra en el exilio en Alemania y después en Austria. Aunque ya terminó la guerra, el gobierno belga no le dejó volver a su país. Otra razón de la rabia, sobre todo de los socialistas valones, era que el Rey se había casado con una plebeya flamenca, Lilian Baels, hija del que fue gobernador de la provincia de Flandes Occidental. Me recuerdo muy bien (yo tenía entonces 15 años y vivía en mi ciudad natal, Bruselas) como, después del referéndum, Paul Henry Spaak, que entonces era socialista (años más tarde cambiaría de chaqueta y se hizo miembro del FDF liberal), salió con la camisa remangada a la calle dirigiendo los tumultos de protesta contra el Rey, pidiendo que abdicara.

La gran mayoría de los belgas no quiere que se rompa Bélgica. Paradójicamente los que más claman para que no se rompa son los francófonos, cuando son ellos quienes tienen la mayor culpa de lo que ha ocurrido en años pasados, y que ha causado el creciente hartazgo de los flamencos. Durante muchos años una multitud de ellos ha despreciado a los flamencos, y muchos siguen haciéndolo. Me suena todavía la frase “et pour les flamands, la même chose” (“y para los flamencos, lo mismo”) que decían oficiales francófonos a los soldados belgas (valones y flamencos) cuando habían terminado de dar sus instrucciones en francés. Mi padre tuvo que hacer sus estudios secundarios en un colegio en Flandes en francés. Cuando yo empecé a estudiar en la Universidad de Lovaina, situada en país flamenco, era una universidad francófona con cursos autorizados en neerlandés. Antes de terminar mis estudios se convirtió en bilingüe oficial. Años después se dividió en dos, creándose Louvain-la-Neuve en territorio valón. Todo esto ocurrió por no querer integrarse el personal francófono y sus familias en el país flamenco y negarse a hablar neerlandés. Hoy las dos universidades trabajan de nuevo juntas en muchos campos…

Bélgica ha sido durante muchos años un país oficialmente bilingüe neerlandés-francés, pero era pura teoría: los flamencos aprendían el francés, y los valones el neerlandés, en teoría. Cuando un flamenco iba a Valonia, hablaba francés. Cuando un valón iba a Flandes (en particular a la costa), raramente hablaba neerlandés. He conocido a familias flamencas que mandaron a sus hijos a estudiar en Valonia. No he conocido a ningún caso en sentido inverso. Los flamencos se cansaron de la arrogancia francófona y hoy ya no es obligatorio estudiar francés en Flandes. La mayoría de los flamencos eligen el inglés como segundo idioma. Para los valones nada ha cambiado: hoy tampoco hablan neerlandés. Como consecuencia también creció el número de extremistas flamencos, que también los hay. He tenido un compañero de estudios que decía "Bah!, es francés", cuando veía un texto en la lengua de Molière. Ridículo.

Es una pena. De niño, en Bruselas, yo tenía un amigo vecino francófono, de padres valones. En mi casa él hablaba flamenco, yo en la suya francés. Si en toda Bélgica se hubiese siempre aplicado esta regla, hoy las cosas podrían ser muy distintas.

Sea cual sea la evolución futura, las decisiones se tomarán sin recurrir a las armas. El espíritu democrático está muy arraigado en Bélgica. No hay peligro de una guerra civil y hay un rechazo total al terrorismo. Lo ideal sería que todos los belgas hablasen los tres idiomas: neerlandés, francés e inglés, y que se fomentasen más los lazos de amistad y confraternización entre las comunidades para conocer mejor a la gente, la apertura hacía el otro, el respeto para el otro, en lugar de vivir el uno al lado del otro, separados por un muro lingüístico, un muro de incomprensión.

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