martes, diciembre 29, 2009

“Por qué ya no participo en Facebook”

En un artículo del 29 de septiembre de 2009 en la página web de la Radio y Televisión Flamenca (de Flandes, bien entendido), el escritor y periodista de la radio y televisión, Louis van Dievel, explica el por qué ha decidido quitar el enchufe con Facebook y dijo “ya basta”.

Las “redes sociales” están a la moda, pero... Pero mejor continuar a leer el artículo que pensé que merecía la pena traducirlo (lo mejor que he podido) del neerlandés.

Así explica Louis van Dievel su experiencia con Facebook:

451 pueden parecer muchos, pero podían haber sido muchos más. Tan pronto como tienes un nombre un poco conocido, o una cara que suena, toda clase de gentes de los que nunca has oido quieren entamar un lazo de amistad contigo.

Al principio aceptaba a todos, en fin, a casi todos. Esto producía una que otra sorpresa. Sobre todo en el arranque de las elecciones aparecían en mi círculo interno gente con los que no quería que se me viese, ni en Facebook. Empecé a “desamigar”, y a partir de entonces chequeaba a los candidatos via Google. Insípido, ¿no?

Pero bien, en nueve meses había conseguido reunir alreededor de mi a 451 amigos. Entre ellos había bastante miembros de familia. Esto lo encontré justificado, porque no veo a mi familia con frecuencia, y esto es una subestimación. Había entre ellos también colegas del servicio de noticias. Esto era un poco extraño, porque muchos de ellos veía o veo casi cada día. Había muchos ex-colegas, y viejos amigos de tiempos muy pasados. Esto producía durante un momento la sensación agradable, que desde Facebook puedes buscar amigos desaparecidos. No era desagradable saber que ex-colegas seguían interesados en conocer mis quehaceres.

Era, seamos honestos, bueno para mi ego ya no tan joven, que mujeres conocidas y desconocidas de toda clase de edades y convicciones se dirigían a mi pequeña persona.

¿Pero luego?

¿Qué haces con todos estos amigos en Facebook? Buena pregunta. En realidad, nada. Que no te has visto el uno el otro en tanto tiempo y que estás contento de haberte reencontrado el uno con el otro no es algo que te sigue ocupando.

Cuidaba un poco mis relaciones públicas y ponía enlaces con mis blogs en www.deredactie.be y con mi propia página web, www.dievel.be, que como resultado era leída por unos siete u ocho hombres/mujeres, y que me avisaban de ello. Otra caricia para el ego.

Durante un tiempo había colgado en mi perfil de Facebook canciones de cuando era joven que había reencontrado en YouTube. Pero al fin todo el mundo lo hacía, publicar cortometrajes, o de estos “quiz” idiotas de los que Facebook tiene la patente. Algunos amigos circulaban “flowers” y “hugs” y “kisses” y esperaban que hicieras lo mismo, questión de poder hacer una colección. Algunos amigos lo toman como deporte publicar todo el rato fotos nuevas de si mismo, fotos artísticas también, y hasta graciosas. En esto también he participado un rato.

¿Pero luego?

Entonces te invade el aburrimiento.¿No querras llegar a exponer tu alma en Facebook, no?, excepto si eres un exhibicionista. Y que hago con “X coge su maleta y va al Sur, o “Y ya tiene seis centímetros de apertura”, o “Z lo ve claro”. Sin embargo estas eran las comunicaciones que recibían la mayor parte de las reacciones.

Yo mismo lo he hecho dos veces: “Hoy Louis es vago” y “Louis toma el sol en pelotas en su terraza”. Tengo que reconocer que recibí un buen número de reacciones interesantes.

¿Pero luego?

Finalmente haces el “log in“ pasas en diagonal por todos los cortometrajes nuevos, los “quiz”, flores y efusiones personales. Dejas saber que has encontrado algo “encantador”, contestas a un comunicado con “¡fantástico!”, o “¡no me digas!. Y luego vas a mirar si te han considerado como un tipo gallardo.

Antes de que te das cuenta Facebook está todo el día abierto en tu computadora y te sientes obligado de pasar por el círculo de todos tus amigos diez veces al día. Para que no se te escape nada. Pero no hay nada en absoluto que perder. Para muchos de mis amigos digitales Facebook era una especie de esclavitud. Una fuente no sospechosa me contó que un presentador de televisión conocido se “enlogaba” en Facebook haste durante su programa, y “posteaba” o contestaba a pequeñas noticias.

Querido lector, Facebook es una pérdida de tiempo. Y por consiguiente lo he dejado. Todavía no he constatado en mi mismo síntomas de desenchufe, y esto ya es un buen resultado. He recibido un solo e-mail de aquí “en la casa” para preguntar si iba en serio esto de terminar con Facebook. Por lo tanto parece que el dolor que he producido en mis otros 450 amigos ha sido bastante llevadero.

Y sin embargo

Albert, Claire, Joke, Eric, Jan, Marie, Kristien, Jeroen en Kathleen, y algunos más, mi intención no era personal. Y un saludo cordial a Peter Terrin. A este hace poco le he enfocado especialmente en Facebook para poder contarle lo bien que he encontrado su nueva novela “El Vigilante”. Inmediatamente me pidió si quería ser su amigo. Sí, lo quiero aún, Peter, pero ya no por Facebook.

Por lo damás, no es tan sencillo ser “desactivado” por Facebook. Esta posibilidad está bien escondida en un rinconcito. Y: tienes que justificarte con este Gran Hermano. ¿Por qué haces esto, Louis Dievel? ¿Vas a decepcionar a todos estos amigos? De verdad, asi pasa esto. Y Facebook está tan dispuesto que me reserva mi pequeño sitio en la cadena digital humana, puedo empezar de inmediato de nuevo, si lo quisiera.”

(Firmado Louis van Dievel)

No pienso meterme en Facebook. Ni en Twitter, etc. Si no me puede pasar como a Louis van Dievel. Tengo de sobra ya con mis blogs y mis bandejas de entrada y salida del correo digital. Más es demasiado... Necesito tiempo para hacer otras cosas.

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