Las
diferencias no deben ser un motivo de división sino una ventaja. Éste es nuestro
mensaje esencial para el Día Internacional de la Tolerancia 2012.
En
un mundo en rápida mutación, en sociedades cada vez más diversas, todos los días
se nos recuerda la necesidad de la tolerancia. Los vínculos que unen a las personas
y las sociedades se han multiplicado, pero también lo han hecho las posibilidades
de incomprensión y tensión. La mayor
proximidad ha traído aparejadas nuevas amenazas atizadas por quienes intentan
ahondar las divisiones. En la era digital, lo “local” está apenas a un clic de
distancia de lo “mundial” y esto crea nuevas e impredecibles vulnerabilidades
para todas las sociedades.
En
este contexto, el llamamiento a la tolerancia nunca ha sido tan acuciante y, sin
embargo, la tolerancia se suele malinterpretar.
La
tolerancia no es indiferencia hacia los demás. Tampoco supone la plena aceptación
de todas las creencias y conductas. La tolerancia no significa un menor apego a
nuestras propias convicciones ni un debilitamiento de nuestra determinación.
Tolerar no es condescender, no entraña la actitud implícita de que nuestra
propia postura es superior. La tolerancia tampoco es innata, una cualidad que
adorna a algunos y de la que otros carecen.
La
tolerancia es un acto de humanidad. Se
inspira en los derechos humanos universales y las libertades fundamentales.
Significa reconocer la dignidad ajena como base de la dignidad propia. La
tolerancia es una aptitud que debe alentarse y enseñarse, y que nunca debe
darse por descontado. Es un compromiso que debe aprenderse y renovarse cada
día.
Éste
es el cometido de la UNESCO: fomentar la solidaridad allende todas las fronteras,
entre todos los pueblos, para fortalecer a la humanidad en cuanto comunidad
única en torno a valores compartidos.
Mediante la educación enseñamos a los niños la tolerancia y el
entendimiento y lo que significa ser ciudadanos del mundo. En este sentido es
importante la nueva iniciativa del Secretario General de las Naciones Unidas:
“La educación ante todo”. Protegemos el patrimonio y la diversidad culturales
como fuentes de identidad y puentes tendidos para el diálogo. Aprovechamos el
poder de la ciencia para compartir las ventajas del progreso con todas las
sociedades. Y promovemos la libertad de expresión
para que todos puedan decir lo que piensan y ser escuchados.
Defendemos
todo ello para ayudar a las personas no sólo a convivir sino a prosperar
juntas.
La
mundialización no sólo ha de intensificar los contactos, debe también reforzar nuestro sentimiento
de humanidad, especialmente en
momentos de crisis económica, cuando el odio es alimentado por la injusticia y
magnificado por la ignorancia. Debemos inventar nuevas maneras de estrechar los
lazos que nos unen. Debemos llegar hasta los jóvenes de ambos sexos sobre
quienes recae la carga más pesada del cambio.
La
tolerancia es una forma de conjurar el miedo, de abrir el mundo para un cambio mejor
y de echar los cimientos de una paz duradera. Éste es el mensaje de la UNESCO
hoy día.
Firmado:
Irina Bokova
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