martes, noviembre 04, 2008

Derechos humanos y dignidad del individuo

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Artículo Primero de la Declaración Universal de Derechos Humanos

Algunos extractos del número 9 del Correo de la UNESCO, publicado con motivo del sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Del Editorial: “La igual dignidad de todos los seres humanos no sólo entraña derechos, sino que constituye ante todo un llamamiento a la acción, la vigilancia y la prevención. El reconocimiento de la dignidad de uno mismo entraña el deber de reconocérsela a todos, por lo cual la dignidad no puede existir si no va a acompañada de una solidaridad y fraternidad auténticas.” Pierre Sané, Subdirector General de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO.

De la entrevista del periodista francés Vincent Noce a Stéphane Hessel superviviente de los campos de concentración nazis, es un diplomático y escritor franco-alemán que participó en el gran acontecimiento de la redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948. Premio por la Paz que otorga la Asociación para las Naciones Unidas en España.

V.N. - "Algunos arguyen que la defensa de los derechos humanos es la defensa de valores exclusivamente occidentales."
S.H. - "Los derechos humanos son inalienables e indivisibles. Es absolutamente imprescindible reaccionar contra el relativismo. No se pueden aducir diferencias culturales para negarlos. Por lo demás, los propios países occidentales pueden incurrir en violaciones de esos derechos: ahí tenemos los casos de la cárcel de Guantánamo y la prisión de Abu Ghraib en Iraq. El hecho de que sean occidentales no disminuye para nada la responsabilidad de esos países. Debemos mantenernos fieles al principio de la universalidad de los derechos humanos. Esto es fundamental."

La innovación de la Declaración de 1948: “Proclamar que todos los gobiernos son responsables de la dignidad y los derechos de la persona humana. Ese es el catecismo de la democracia. Dicho sea de otra manera, no se gobierna por el placer de ejercer el poder, sino para garantizar el funcionamiento de una sociedad democrática.”

Del artículo de Antonio González Quintana, Presidente de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP): “A pesar de haber transcurrido ya más de treinta años de la muerte del dictador Franco y casi setenta de la finalización de la guerra civil, todavía los españoles no sabemos con certeza el alcance real, en cifras de víctimas, de la represión política. Más grave es que miles de ciudadanos siguen careciendo de información veraz sobre la ubicación de los restos de sus familiares. A diferencia de otros países europeos que salieron de regímenes dictatoriales en los mismos años, en España no hubo ni juicios ni exigencias de responsabilidades. La política archivística asumió también el pacto de silencio implícitamente aceptado por los agentes políticos de la transición. Así, el silencio de los archivos actuaría como refuerzo de la Ley de Amnistía del año 1977, que sacó de las cárceles a los opositores del franquismo y permitió el regreso de los exiliados pero que, a la vez, dejó libres de toda responsabilidad a los militares y altos funcionarios del régimen anterior que hubieran podido cometer cualquier clase de delito. En efecto, muchos fondos documentales fueron destruidos o se perdieron. El acceso a otros quedó cerrado durante décadas y, aún hoy, las principales fuentes sobre la represión franquista, si no están legalmente excluidas de la consulta pública, continúan en una situación de uso casi imposible por su deplorable estado de conservación. Lo más dramático en el tema de los archivos de la justicia militar es que ningún gobierno, desde 1977 hasta ahora, ha sido capaz de regular tales archivos, que han quedado en el limbo jurídico.”

De la entrevista de Gabrielle Lorne, periodista de la agencia AITV/ Radiotelevisión Francesa de Ultramar (RFO) a Solimán Bachir Diagne miembro fundador del Consejo para el Desarrollo de la Investigación en Ciencias Sociales en África (CODESRIA), Bachir Diagne es catedrático de filosofía de las religiones en la universidad neoyorquina de Columbia.

G.L. - "¿Puede decirnos algo más sobre el “desencanto democrático?"
S.B. - "A nuestras sociedades actuales se les plantea este temible interrogante: ¿qué grado de pobreza es compatible con un desarrollo democrático normal? A menudo se hace referencia a Senegal como modelo de democracia en África. Bien es verdad que en este país se organizan elecciones de forma regular y que, si es vencido en las elecciones, el gobierno reconoce su derrota, felicita al vencedor y le cede el poder. Pero, ¿basta con eso? La pobreza persistente es la causa de la desesperanza que empuja a los jóvenes a lanzarse literalmente al mar para poder escapar. Durante mucho tiempo se consideró que la emigración era la búsqueda del bienestar económico y social en otro lugar. Lo preocupante de la situación actual es que todos saben que ese otro lugar no es el paraíso. ¡Lo saben de sobra! También saben que el lugar donde viven es el infierno. Cuando la juventud de un continente empieza a pensar que su futuro está en otra parte, eso plantea un interrogante y exige una reacción."

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