Hoy
es el Día Internacional de la Lengua Materna. Fue proclamado por la Conferencia
General de la UNESCO en noviembre de 1999, y ha sido celebrado cada año desde febrero
de 2000 con objeto de promover todas las lenguas del mundo. “Ese Día ofrece una
oportunidad eficaz de movilización a favor de la diversidad lingüística y del
plurilingüismo.”, proclama la UNESCO.
Pero
yo me pregunto: ¿Cuál es mí lengua materna? ¿Es la lengua que me enseñaba mi
madre? ¿Es la que se hablaba en mi casa cuando era niño? ¿O es la que hablo todos
los días ahora? Hay lenguas que no tienen un libro de gramática con reglas
escritas, y que se transfieren oralmente de padres a hijos. Como los dialectos.
Se hablan en poblaciones de un mismo país y aunque estén derivados de una lengua
común, puede ser que una persona de una población tenga dificultad de entender
el dialecto de una persona de otra. Un ejemplo es el flamenco, que es derivado
del neerlandés. Los flamencos se expresan en varios dialectos: el de Amberes,
el de Bruselas, el de Flandes Oriental, de Flandes Occidental, el de Limburgo,
y que además presenta diferencias de un municipio a otro. Viendo que la falta
de usar una misma lengua era un hándicap para relacionarse, el gobierno de
Flandes decidió desde hace mucho promover el ABN, Algemeen Beschaafd Nederlands – el “neerlandés
general educado”, como lengua común y que es la misma lengua que la lengua
oficial de los Países bajos. Hoy en la mayoría de los hogares flamencos se habla
y se educa a los hijos en la lengua oficial y se acostumbra a usar menos el
dialecto. El ABN se ha transformado así en la lengua materna. Sin embargo esto
no impide que se mantenga el acento local. El mismo neerlandés hablado por un
flamenco o por un holandés suena distinto, y unos y otros tienen preferencias
por algunas palabras.
Pero
esto ocurre con todas las lenguas. El idioma español hablado por un vasco no
suena igual que el hablado por un andaluz. El ciudadano francés de Lille no
habla con el mismo acento que el de Marsella. El de Vitoria habla de otra forma
el euskera que el de Donostia. El neoyorquino habla un inglés distinto al londinense.
Un yanqui no habla de la misma forma que un tejano. Pero todos se entienden entre sí, que es lo
importante. Además estas diferencias tienen su gracia, rompen la monotonía, dan
un color a la lengua.
¿Qué
se entiende oficialmente con “lengua materna”? Según la RAE, la lengua materna es
“la que se habla en un país, respecto de
los naturales de él”. La UNESCO la define así en un documento editado en
Bangkok en 2007: Lengua
materna, primer idioma, idioma nativo: “Idioma
que una persona (a) ha aprendido primero; (b) que le identifica como locutor
nativo, o con la que es identificado un locutor nativo por otros; (c) que conoce
mejor; o (d) que más utiliza.” Entonces puede ocurrir que una persona tenga
más que una lengua materna, como yo, por circunstancias de la vida…
Todas las
lenguas tienen sus riquezas y por lo tanto merecen ser preservadas. También las
que son habladas por minorías. Según informa
la UNESCO: “El día internacional de la
lengua materna (21 de febrero) es la ocasión de hacer valer el rol primordial
de la educación para el desarrollo sostenible en la promoción y preservación de
las lenguas maternas. Entre las 6000 lenguas y dialectos existentes en el
mundo, 50 por ciento se encuentran amenazados. Una lengua desaparece en promedio cada dos
semanas, extinguiendo con ella todo un patrimonio cultural e intelectual. La
protección de la diversidad lingüística es un reto para el desarrollo
sostenible. Las lenguas son un vehículo de saberes y habilidades locales y
constituyen una herramienta de sostenibilidad irremplazable. La disminución del
número de hablantes que son portadores del saber tradicional tiene un efecto
directo en el medio ambiente. Así, la diversidad lingüística es un reflejo de
la diversidad natural. Estos dos valores garantizan la prosperidad de las
generaciones presentes y futuras así como la realización del desarrollo
sostenible. Desde sus inicios, la educación para el desarrollo sostenible ubica
la promoción de las lenguas maternas como una prioridad dentro de sus objetivos
en la lucha contra el analfabetismo.”
En
el siguiente vídeo, preparado en 2012 para el Día Internacional de la Lengua
Materna, nos presentan cómo en España la introducción de programas informáticos
en las escuelas que posibilitan el uso de las lenguas maternas de los alumnos
ha ayudado a mejorar la educación y la preservación de sus respectivas lenguas.
Se trata de un programa promovido por la compañía Microsoft.
Pero proteger y usar la lengua materna no es suficiente. Es importante educar en el bilingüismo, y mejor aún en el plurilingüismo. Así lo recomienda la UNESCO: “La UNESCO promueve estrategias educativas bilingües o plurilingües, basadas en el uso de la lengua materna –un importante factor de integración en la enseñanza y la educación de calidad. Las conclusiones de las investigaciones indican que este enfoque tiene repercusiones positivas en el aprendizaje y sus resultados.
La Organización
proporciona también marcos normativos para la formulación de políticas
lingüísticas y la enseñanza bilingüe y plurilingüe basada en la lengua materna,
y facilita el intercambio de prácticas idóneas en este ámbito.”
Es mejor que
a los niños, hasta que no dominen otras lenguas, se les enseñen las materias en
su lengua materna. Pero más sobre esto lo cuento aquí.
Les comparto mi poema, inspirado a fin de . . .
ResponderEliminarQUE NO SE PIERDA UN IDIOMA, QUE NO SE EXTINGA UNA LENGUA
Que no se pierda un idioma,
porque la ignorancia asoma,
que no se extinga una lengua,
porque la cultura mengua.
Idioma es inteligencia,
lo que hace la diferencia,
comunicación humana,
que a las regiones hermana.
Lenguaje igual a intelecto,
propio del ser más correcto,
idiosincrasia de un pueblo,
producto de su cerebro.
El habla es el fundamento,
comprensión y entendimiento,
de una raza, . . . su conciencia,
distinción y pertenencia.
Lingüístico es el problema
que se aborda en el poema,
¡globalización avanza,
como fiera, cruel, a ultranza!
Extinguiendo tradiciones
de la gente, . . . sus pasiones,
acabando con la historia
de las naciones, . . . su gloria.
¡Un no a la modernidad!,
a aquella que, sin piedad,
se cierne sobre el pasado
que, en el bien, se ha cimentado.
Si se abandona un idioma,
el daño se vuelve axioma,
si hay olvido de una lengua,
oscurantismo sin tregua.
Triste adiós a las raíces,
en el alma cicatrices,
despido a la identidad,
¡por Dios, que barbaridad!
¿Que decir de los dialectos,
de los viejos . . . predilectos?,
su desuso cruel presagio:
“de la costumbre . . . naufragio”.
Hay que preservar lo nuestro,
como dijera el maestro,
y enseñarle a juventudes,
de un idioma, . . . las virtudes.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 19 de julio del 2013
Dedicado a mis ahijados, Licenciados en Educación Intercultural Bilingüe (Purépecha-Español*Español-Purépecha), CC. Dulce de la Cruz Séptimo y Andrés López Juan.
Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14