Sara
Montiel, José Luis Sampedro, y Margaret Thatcher han muerto
en el espacio de pocos días… Han entrado en el silencio de la vida pero sus
vidas suenan en los medios antes y después. ¿Quien fue más importante? Si lo
medimos por la cantidad de bytes que ocupan en la enciclopedia virtual y libre,
Wikipedia, este sería el “ranking”:
Español Inglés Francés Alemán Italiano
M.
Thatcher 164.967 141.184 123.541 29.068 48.083
S. Montiel 33.339 13.049 13.925 2.294 9.871
J.L. Sampedro 11 310 5,675 4 714 7.168 833
Es evidente que la más
conocida en el mundo enciclopédico virtual es Margaret Thatcher, la primera
mujer a ocupar el puesto de primer ministro del Reino Unido. Murió a los 87
años. Antes de ser nombrado baronesa, ya había conseguido el título de “Dama de
hierro”, cuyas políticas conservadoras pasaban a la historia con el nombre de
“thatcherismo”. Conservó el Commonwealth ganando la guerra de las Malvinas, pero
en el mundo obrero británico goza de poca popularidad, lo que quedó patente
cuando el día de su funeral manifestantes le deseaban con carteles: “Iron woman, rust in peace” – “Dama de hierro, oxídate en paz”… O “Ding dong, the witch is dead” – “la bruja se
ha muerto”…
Sara Montiel, murió a los 85,
se movía en una esfera muy distinta. Actriz de películas del oeste y de
musicales melodramáticos, fue también cantante de cuplés. Un género con mucho
éxito en España para un público al que le gusta el romanticismo popular, pero
menos conocido en una Europa donde Luis Mariano obtuvo mayores éxitos cantando
fandangos en francés. A mí me gustó más la salsa caribeña, el tango argentino,
la rumba y el cha-cha-chá cubanos, las sevillanas, las jotas de diversas
regiones de España, y el fado portugués (sobre todo cantado por Amália
Rodrigues). Aunque la llamen Saritísima, la Montiel era bastante menos conocida
en el mundo occidental que la Thatcher. Se la conoce entre otras cosas por
haber sido besada por Gary Cooper, y por haber contraído dos de sus cuatro
matrimonios con una misma persona, el director de cine Anthony Mann, y también por
sus múltiples apariencias en las portadas de las revistas rosas. Le dedicaron
una estrella en el paseo de la Fama de Madrid, pero no en el de Hollywood,
porque para esto tienes que haber obtenido un Oscar, por lo menos.
José Luis Sampedro era el
polo opuesto. “Un rebelde de 96 años” como lo llama el periodista César Coca en
El Correo del 10 abril. Sampedro era un economista humanista convencido, pero
también un excelente escritor y profesor. “Fue
capaz de aunar enseñanza con deleite, pues esto es lo que se obtenía escuchando
su magnífica oratoria, la originalidad de sus planteamientos, al tiempo que se
disfrutaba de su gran erudición. Con él se aprendía economía mundial, y también
a discurrir, reflexionar y a pensar críticamente”, escribe Carlos Berzosa,
rector de la Universidad Complutense de Madrid en su prólogo al libro “Economía
Humanista – algo más que cifras” (Editorial Debate, 2009), que contiene una
selección de artículos de economía de José Luis Sampedro escritos durante los
años sesenta y setenta del siglo pasado. Su concepto de la economía era opuesto
al de Milton Friedman, “un fanático de la libertad económica” pero era afín a
las ideas de John Kenneth Galbraith, quien afirmó que “buena parte de los
textos de la ciencia económica en los últimos siglos contienen formulaciones en
el sentido deseado por los poderes establecidos”, lo que a Sampedro le lleva a
decir, “Se comprende que este excelente economista no pudiera obtener el Premio
Nobel, concedido en cambio a su oponente Friedman.”
Curiosamente, el Wikipedia
alemán dedica tres veces más bytes a Sampedro que a Sara Montiel; el español
tres veces menos. El Wikipedia italiano va más lejos y le puntúa diez veces
menos que a Saritísima. Se parece que los italianos son más “latin lovers” que
los españoles… Si tomamos los bytes por página de Wikipedia como medida de
importancia, salvo en la página alemana, José Luis Sampedro aparentemente
sería el personaje menos importante.
Pero no nos dejemos engañar por los bytes. Todos los bytes no son iguales, no
tienen el mismo valor humano y social. Su contenido es el que vale, no su
continente. Y la página del economista humanista tiene una alta densidad de
méritos por sus numerosos trabajos de calidad, apoyada por la cantidad de
premios y reconocimientos que recibió por ellos:
- Orden de las Artes y las Letras de España por “su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo”.
- Premio Nacional de las Letras Españolas
- Medalla de la Orden de Carlomagno del Principado de Andorra
- Premio Internacional Menéndez Pelayo, por sus “múltiples aportaciones al pensamiento humano» desde sus facetas de economista, escritor y profesor”
- Doctor Honoris Causa por las Universidades de Alcalá de Henares y de Sevilla
- Escribió cerca de 30 libros, de economía, novelas, cuentos, etc., y ha sido catedrático de Estructura Económica por la Universidad Complutense de Madrid.
César Coca escribe sobre
Sampedro en el Correo: “Los indignados, los rebeldes y, en general, los
defensores de un mundo mejor, están ahora huérfanos de líderes sabios,
coherentes y respetados… siempre ha defendido los valores frente a los
intereses, el ser humano ante el capitalismo, la libertad d pensamiento como
paso previo a la expresión, el cumplimiento del deber ético por encima del
éxito…”. Y como ya “veterano economista y pensador”, abogaba “por una reforma
radical del capitalismo y un cambio social de gran calado.” Era un “indignado”
como el activista Stéphane Hessel que
tiene la misma edad que Sampedro. “Yo también nací en 1917. Yo también estoy
indignado… Hablamos en la misma onda. Comparto sus ideas y me hace feliz poder
presentar en España el llamamiento de este brillante héroe de la Resistencia
francesa, posteriormente diplomático en activo en muchas misiones de interés,
siempre a favor de la paz y la justicia”, escribe Sampedro en su prólogo al
libro de Hessel “¡Indignaos!”.
José Luis Sampedro sintonizó
con el doctor Valentín Fuster, lo cual quedó patente en un diálogo entre ambos en
el Parador de Cardona, plasmado por Olga
Lucas en el bestseller, “La Ciencia y la Vida” (Editorial Delbolsillo, 2009).
El médico le dijo a Sampedro: “Yo estoy completamente de acuerdo contigo en que
estamos viviendo en un mundo que parece haber perdido la brújula del
razonamiento. Estamos viviendo en un mundo muy acelerado en el que, como
contrapartida, el hombre está actuando de una manera muy pasiva. En otras
palabras, es un mundo superacelerado en el que no hay tiempo para la reflexión;
simplemente parece que todos debemos subir al tren, sin saber cuál es el
destino y cuando más rápido, mejor.”
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