“El
que no lleve su cruz y venga detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Porque
¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a
calcular los gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto
los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a
burlarse de él, diciendo: `Éste hombre comenzó a edificar y no pudo terminar.'”
(Lucas 14,25-33)
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