domingo, octubre 11, 2009

Cinco Santos y un Premio Nóbel de la Paz en menos de una semana…

¿Cuál es la diferencia? Los santos son proclamados después de muertos y de pasar por la fase de la beatificación, como reconocimiento de su vida dedicada a Díos y al prójimo. Un premio Nóbel de la Paz se da en vida y muchas veces no por lo que el premiado haya realizado sino por las buenas intenciones o propósitos de personas influyentes. Lo último se aplica a Barack Obama quien estaba él mismo sorprendido, pero no fue el primero en sorprenderse porque los noruegos amanecen antes que los estadounidenses.

Tanto la beatificación y la canonización como la proclamación de un Premio Nóbel de la Paz tienen algo en común: si no te propone nadie con influencia u autoridad, no te eligen, aunque hayas sacrificado toda tu vida para los demás. Además el santo tiene que haber sido un católico. El Mahatma Gandhi, pese a todo su sacrificio y que ha sido asesinado por ser bueno, nunca será canonizado. Otra coincidencia es que ambos “premios” han suscitado algunas veces polémicas. Ha sido el caso por ejemplo de la beatificación de Josémaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, y de los Premios Nóbel de Kissinger, Arafat y Simon Peres.

Sin embargo hay que reconocer que hay casos excepcionales que nadie discute. Sobre el Padre Damián, que el Papa Benedicto XVI canoniza hoy domingo 11 de octubre, leo en la revista Flanders Today: “The Catholic Church has created thousands of saints over the centuries, but few have displayed the courage of the Flemish missionary” (“La Iglesia Católica ha creado (¿?) miles de santos durante siglos, pero pocos han demostrado el coraje del misionero flamenco”). El Padre Damián, o Jozef Damián de Veuster, nacido en Tremeloo, ha sido una figura querida en todo el mundo por su dedicación a los leprosos en Hawai, con los que convivía hasta contagiarse el mismo con la enfermedad, entonces mortal. Hoy el Padre Damián es el patrono espiritual de leprosos, enfermos de sida y de rechazados. En Flandes es considerado un héroe, más que cualquier militar o político de su historia.

La oficina de prensa de la Casa Blanca emitió el 9 de Octubre el siguiente comunicado:

Declaración del Presidente

en ocasión de la Canonización del Santo Damián de Veuster

Deseo expresar mi profunda admiración por la vida del Santo Damián de Veuster, que será canonizado el Domingo por Su Santidad el Papa Benedicto XVI. También quiero transmitir mis mejores deseos al Reinado de Bélgica y a su gente, que está orgullosa de contar al Padre Damián entre sus grandes ciudadanos.

El Padre Damián ha ganado un sitio especial en los corazones de los hawaianos. Recuerdo muchas historias de mi juventud sobre su trabajo infatigable allí para cuidar a los que sufriendo la lepra han sido marginados. Siguiendo los pasos del ministerio de Jesús hacía los leprosos, el Padre Damián desafiaba los efectos estigmatizantes de la enfermedad, dando voz a los sin voz y finalmente sacrificando su propia vida para devolver la dignidad a tantos.

En nuestros propios tiempos donde millones sufren de enfermedades, especialmente la pandemia de HIV/SIDA, deberíamos tomar ejemplo de la resolución del Padre Damián para dar respuesta a la llamada urgente de curar y cuidar a los enfermos.

Ofrezco mis plegarias cuando gente de todas las creencias se unen al Santo Padre y a millones de católicos en el mundo en la celebración de la vida y testimonio extraordinarios del Padre Damián.

A las once y dieciséis de la mañana del 9 de Octubre la Casa Blanca cita palabras de Barack Obama, después de recibir la noticia de su Premio Nóbel: “Buenos días. Pues, no es como esperaba despertarme esta mañana. Después de recibir la noticia (del Premio Nóbel), Malia (su hija) entraba exclamando, “Daddy, you won the Nóbel Peace Prize, and it's Bo's birthday! (Bo es el perro de la familia)” . Y la otra hija Sasha añadía “Además, tenemos por delante un fin de semana de tres días.” Así que es bueno tener hijos para mantener las cosas en su perspectiva.

Estoy al mismo tiempo sorprendido y siento una profunda humildad por la decisión del Comité del Premio Nóbel. Dejadme ser claro: No lo veo como un reconocimiento de mis propios logros, sino más bien como una afirmación del liderazgo americano con respecto a las aspiraciones que tiene la gente en todas las naciones. Para ser honesto, no tengo el sentimiento de merecer estar en la compañía de tantas figuras transformadoras que han sido honoradas con este premio – hombres y mujeres que me han inspirado y han inspirado a todo el mundo por medio de su valiente búsqueda de la paz. Pero también sé que este premio refleja la clase de mundo que estos hombres y mujeres, y todos los americanos, quieren construir – un mundo que da vida a la promesa de nuestros documentos fundacionales. Y sé que en el curso de la historia, el Premio Nóbel no ha sido utilizado únicamente para honorar un logro específico, que ha sido usado también como un medio para dar un impulso a una serie de causas. Y es por eso que acepto este premio como una llamada a la acción – una llamada para todas las naciones para afrontar los desafíos comunes del siglo 21.

Leer más aquí, aquí, aquí y aquí.

1 comentario:

  1. Hola René
    Son muy interesantes tus comentarios y opiniones alrededor de la noticia de las recientes beatificaciones realizadas por el Papa Benedicto XVI. Entre ellos me he fijado en tu observación de que un hombre tan bueno como Gandhi no podría ser beatificado por no ser católico. Es una pena, pues creo que lo más importante para ser santo "oficial" es la bondad, o sea el amor desarrollado, con independencia de la etiqueta religiosa. En estos tiempos en que se habla mucho del diálogo entre las religiones, creo que un paso importante para alcanzar la pretendida (supongo) armonización o confluencia entre distintos credos, podría ser un acuerdo para santificar personas de cualquier religión de las que participan en el esfuerzo de confluencia. Esto sería más fácil que unificar los distintos credos, pero sería un paso adelante en la buena voluntad para llegar a ese objetivo.
    Un abrazo
    Jon Azpíroz

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