El 15 de diciembre el presidente Obama declaró oficialmente que ha terminada la guerra de Iraq. En la mañana de hoy domingo 18 de diciembre 2011 salieron los últimos soldados americanos del país por la frontera de Kuwait. Han pasado casi 9 años desde que el 20 de marzo de 2003 las tropas norteamericanas invadieron el país para derrocar a Sadam Hussein y porque tenía armas de destrucción masiva que nunca tuvo. En este espacio de tiempo Iraq ha estado ocupado con hasta 170.000 soldados norteamericanos, de los que unos 4500 murieron y 30000 resultaron heridos. La guerra ha costado más de 800 mil millones de dólares, que nos habrían venido muy bien para salir de nuestra crisis económica. Y liberar Iraq de Sadam Hussein ha costado la vida de más de 100.000 civiles iraquíes.
El Secretario de Defensa, Leon Panetta, quien acompañó al presidente Obama en la arriada de la bandera USA dijo: “El sueño de un Irak independiente y soberano es ya una realidad”. Sin embargo añadió: “Iraq será puesto a prueba en los días venideros”, y que entre los retos futuros están la seguridad y la eliminación del terrorismo, así como la democracia y asuntos sociales y económicos. Retos no conseguidos por los EEUU en estos casi nueve años en los que dejaron un país en plena crisis política. Poco después de la ocupación del país, la Casa Blanca, habitada por George Bush había citado una lista de “10 Formas por las que la liberación de Irak soporta la guerra contra el terror”. Una de ellas era:”Con la caída del régimen de Sadam Hussein, Iraq ya no es un estado que promueve el terror. Según informes sobre terrorismo, antes Irak era uno de los siete estados ‘sponsors’ del terror.”
Los propios iraquíes son pesimistas. Mariam Khazim, una chiita cuyo padre murió cuando el proyectil de un mortero impactó en su casa denunció que “Con esta retirada, los americanos están dejando detrás de sí un país destruido… Los americanos no nos dejaron escuelas modernas ni grandes fábricas. En su lugar dejaron miles de viudas y de huérfanos. Los americanos no dejaron una población y un país libre. En realidad dejaron un país arruinado y dividido.”
En cuanto se refiere a eliminar el terrorismo y establecer un estado realmente democrático que respete las libertades y los derechos humanos, poco o nada se ha conseguido. Siguen los problemas políticos, como por ejemplo el de los kurdos, de los chiitas y suníes, etc. Y sigue también el terror y la persecución de civiles inocentes, como de los cristianos (actualmente cerca de medio millón cuando antes de 2003 eran del orden de millón y medio). En 2011 hubo varios atentados con bombas contra iglesias. En la revista “Solidaridad Internacional Trinitaria” de septiembre 2011 leo: “La situación de las familias en Irak es desesperante. El exilio no ha parado desde los últimos atentados a las iglesias y a los grupos cristianos. Los propios padres han tenido que recoger los cadáveres de sus hijos en templos y calles. Numerosos cristianos son secuestrados por extremistas para pedir por su rescate. Ante esta situación límite Benedicto XVI no ha cesado de pedir ayuda para las familias de Iraq. Algunos países europeos han acogido a numerosas familias en sus territorios (Francia). “
Y uno vuelve a preguntarse: ¿A qué ha servido esta guerra? ¿Para qué se han gastado tantos millones de dólares? Y sobre todo ¿Para qué se han sacrificado tantas vidas humanas?
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