Como
es también conciudadano mío (ambos nacimos en la misma ciudad) este año le he
pedido a Manneken Pis
que me represente ante los lectores, disfrazado de Papa Noël para la ocasión. Según
consta en los archivos de la catedral de Sta. Gudula y San Miguel, nació en 1388
con un cuerpecito de piedra, pero en 1619 lo cambiaron por uno de bronce. Es el
ciudadano más antiguo de Bruselas, pero evidentemente no el más viejo.
El
hombrecito, que no para de mear, simboliza el buen humor de los ciudadanos de
Bruselas, pero también la resistencia. En estas fiestas necesitamos
despreocuparnos un poco de los problemas, y retomar fuerzas para resistir en
2014, que todavía hará falta.
Entre
las leyendas del Hombrecito, la más conocida es la historia de un niño que
salvó Bruselas de la ruina. El enemigo que sitiaba la ciudad quería hacer volar
las gruesas murallas de la ciudad con pólvora. Pero por suerte había un
hombrecito pequeño que sentía necesidades y apagaba la mecha meando encima.


En
ocasiones y festividades especiales Manneken Pis mea cerveza o vino. Aquí brindaremos
al Año Nuevo con “Agua de Bilbao”.
¡FELICES
FIESTAS!
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